¿Dónde estamos y hacia dónde vamos con los aranceles de EE. UU.?

En el contexto de nuestra revisión del escenario económico internacional, el objetivo de este artículo es aclarar, por un lado, la política arancelaria actual de EE. UU. y, por otro lado, resumir la respuesta de sus principales socios comerciales y de las negociaciones en curso.

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Detalle de Donald Trump en la portada de The New York Timpes. Photo by Markus Spiske on Unsplash

Las órdenes ejecutivas de Trump a principios de febrero penalizando las importaciones de Canadá, México y China dieron el pistoletazo de salida a la saga arancelaria, que continuó en marzo con medidas proteccionistas globales sobre el acero, el aluminio y el sector auto. El punto álgido se alcanzó el 2 de abril, bajo la etiqueta oficial del Liberation Day y con una escenografía inolvidable –ya casi icónica– para presentar los mal llamados aranceles «recíprocos». Tras un periodo de escalada sin precedentes entre China y EE. UU., la situación actual se caracteriza por una pausa generalizada hasta verano de las medidas más gravosas adoptadas en los últimos meses, aunque repleta de incertidumbre, ahora también en el plano judicial. En el contexto de nuestra revisión del escenario económico internacional (véase «El mundo sigue pendiente de los aranceles de Trump» en este mismo Informe Mensual), el objetivo de este artículo es doble, aclarar, por un lado, la política arancelaria actual de EE. UU. y, por otro lado, resumir la respuesta de sus principales socios comerciales y de las negociaciones en curso.

Nivel actual de los aranceles tras la tormenta del 2 de abril…

Después de las idas y venidas con los anuncios, suspensiones y exenciones por parte de la Administración Trump, estimamos que el valor promedio del arancel aplicado por EE. UU. habría aumentado algo más de 12 p. p. en lo que llevamos de 2025, situándose cerca del 15% (véase el primer gráfico). Estos niveles multiplican por cinco los vigentes desde el inicio de la escalada proteccionista en 2018 y se sitúan en valores desconocidos desde los años cuarenta del pasado siglo.1 Sin embargo, podemos decir que, por el momento, hemos esquivado una situación más adversa, ya que el valor actual es significativamente inferior al que se habría derivado de la aplicación íntegra de las medidas anunciadas el 2 de abril2 y al alcanzado una semana después en plena guerra comercial con China, en el que los aranceles mutuos superaron ampliamente el 100%. Como ingrediente adicional de incertidumbre, una sentencia reciente del Tribunal de Comercio Internacional de EE. UU. ha añadido dudas sobre la legalidad de las medidas generales aplicadas a los socios comerciales, que estimamos afectarían al equivalente de 9 p. p. del arancel promedio. Por el momento, una apelación del Gobierno mantiene las condiciones actuales en vigor a falta de una decisión en firme.

  • 1. Véase Martínez-García, E. y Sposi, M. (2025). «U.S. tariff outcomes dependent on trading partner responses». Reserva Federal de Dallas.
  • 2. Véase la Nota Breve «Valoración del anuncio de aranceles recíprocos en Estados Unidos» publicada el 4 de abril de 2025 en CaixaBank Research.
Arancel promedio sobre las importaciones de EE. UU.

Por país de origen, cabe hacer una diferenciación en el tratamiento general que reciben los productos de tres áreas económicas. En primer lugar, las importaciones desde Canadá y México están sujetas desde principios de marzo a un arancel del 25%, que cuenta con una serie de excepciones, incluyendo el 10% sobre los productos energéticos canadienses, así como todas aquellas mercancías que cumplan con los requisitos del acuerdo comercial tripartito con EE. UU. (USMCA, por sus siglas en inglés), que de inicio se estimaba en torno al 50% y que estaría aumentando de forma progresiva.3 En segundo lugar, tras la desescalada de mediados de mayo, el arancel general para las importaciones desde China acumula desde principios de febrero un incremento de 30 p. p.,4 que se sumarían al 10%-15% vigente durante la Administración Biden.5 Y, por último, en tercer lugar, tras la suspensión por 90 días de los aranceles «recíprocos», el resto del mundo ha quedado sujeto al incremento de 10 p. p. universal anunciado el 2 de abril, que supone un cambio sustancial respecto a la prevalencia previa de tratamiento de nación más favorecida, con un arancel promedio del 2%-3%.6

Hay también especificaciones sectoriales que son relevantes según el perfil de especialización exportadora de los diferentes socios comerciales (véase el segundo gráfico). Por el lado de lo que está vigente, a mediados de marzo entró en efecto un arancel del 25% sobre la importación global de productos del acero y del aluminio, aumentado al 50% en junio, y desde principios de abril un 25% para automóviles, incluidos partes y accesorios.7 Estas medidas tienen un impacto potencial significativo para economías asiáticas desarrolladas, como Japón y Corea, así como en Alemania e Italia dentro de la UE, mientras que Canadá y México, además de las exenciones generales antes comentadas, también cuentan con una rebaja en el arancel sobre automóviles finales en la parte de la cadena de valor generado en EE. UU. (en torno a un 20%-30%). Y por el lado de lo que quedó exento en la aplicación del arancel universal el 2 de abril,8destacan tres sectores relevantes: los productos energéticos, con la exposición concentrada en Oriente Medio y América Latina; semiconductores y tecnología de consumo (teléfonos móviles y ordenadores principalmente), liderados mundialmente por China y con importancia relativa también para otras economías asiáticas como Taiwán, Vietnam y Tailandia; y los productos farmacéuticos, en los que Europa muestra una ventaja competitiva y es una de sus principales líneas exportadoras a EE. UU.

  • 3. Una buena parte de las mercancías no cumplía los requisitos documentales del USMCA al estar sujeta a aranceles muy bajos fuera del tratado, por lo que el porcentaje de cumplimiento podría elevarse a finales de año hasta un 90%.
  • 4. A los tres incrementos generales de 10 p. p., habría que añadir un arancel del 54% (con un mínimo de 100 dólares) para los envíos postales de mercancías desde China con un valor de hasta 800 dólares.
  • 5. Véase Flaaen, A., Langemeier, K. y Pierce, J. (2021). «Factors Affecting Recent U.S. Tariffs on Imports from China». Reserva Federal.
  • 6. Organización Mundial del Comercio (2024). «Country Tariff Profile: United States».
  • 7. En el caso de China, estos aranceles se aplican adicionalmente al incremento general de 20 p. p. acumulado en febrero y marzo, pero no al 25% sobre los productos de Canadá y México.
  • 8. Pero no de las subidas previas a esta fecha sobre China (20 p. p.) y los socios del USMCA (25% general y 10% sobre los productos energéticos de Canadá).
Composición de las importaciones de EE. UU. desde los 10 principales socios comerciales y aumento del arancel en 2025
El camino hacia un nuevo equilibrio en las relaciones comerciales con EE. UU.

El momento actual se caracteriza por las negociaciones generales abiertas entre EE. UU. y sus socios comerciales, si bien podemos distinguir estrategias marcadamente diferentes por países, que dan al mismo tiempo pistas de los riesgos de las conversaciones en curso. Así, el rango abarca desde la respuesta contundente de inicio de China a los anuncios del 2 de abril con una escalada sin precedentes de los –esta vez bien denominados– aranceles recíprocos,9 pasando por los planes contingentes de la UE en forma de listas de productos estadounidenses candidatos a represalias proteccionistas (ahora congeladas) y la intensificación de contactos con socios comerciales alternativos como la India, hasta el principio de acuerdo que ya ha alcanzado el Reino Unido para definir las relaciones comerciales futuras con EE. UU., aunque con mucho todavía que concretar más allá de beneficios puntuales para algunos sectores.10

Gran parte de la atención está centrada hoy en China, que, con una estrategia de confrontación y repuesta de escalada proteccionista, ha logrado un resultado que no está muy alejado de los demás países: ha sorteado los aranceles más punitivos del 2 de abril y cuenta hasta el 12 de agosto para negociar con EE. UU. Aun así, la tregua bilateral no es sinónimo de paz y el nuevo equilibrio hacia donde se mueven las relaciones comerciales entre ambos países es frágil y todavía muy incierto. En primer lugar, dependerá de las negociaciones de EE. UU. con los mayores socios comerciales de China (UE y ASEAN), y en particular de la inclusión de reglas de origen que restrinjan la incorporación de valor añadido en China. En segundo lugar, estará condicionado por la eficacia del redireccionamiento de los flujos comerciales de China hacia otros países –por rerouting o por la búsqueda de nuevos mercados, como sucedió en el episodio previo de escalada proteccionista en 2018–.11 Por el momento, los pocos datos por ahora disponibles parecen confirmar un cambio de destino en las exportaciones chinas. Así, en abril, la caída de las ventas a EE. UU. se ha visto compensada por el aumento de las exportaciones hacia otros destinos, en particular ASEAN, pero también la India, América Latina y África (véase la tabla). En tercer lugar, será relevante el progreso en el cumplimiento de los objetivos principales de la política proteccionista de la Administración Trump, como la reducción del déficit comercial o el incremento en la recaudación por aranceles. Y, en cuarto lugar, el nuevo equilibrio dependerá de factores como la evolución de la competencia entre ambas potencias, en el ámbito tecnológico o financiero, y la capacidad de la economía china de reequilibrar su modelo de crecimiento. Las dependencias son mutuas y un buen ejemplo es el sector electrónico, en el que China se volvió la primera potencia manufacturera global, pero EE. UU. mantuvo un liderazgo tecnológico destacado.12 

Un segundo gran foco de atención –también en términos de su contribución al déficit comercial de EE. UU.– es lo que ocurra con las negociaciones abiertas con la UE. La retórica de la Administración Trump ha sido dura desde hace meses y no parece que las conversaciones estén avanzando en la buena dirección, como mostró a finales de mayo la amenaza estadounidense de establecer un arancel del 50% sobre los productos europeos, aunque fuera desactivada a los pocos días. Por si una potencial escalada terminara realizándose, la Comisión Europea ha venido anunciando una serie de medidas de contingencia en forma de listado de productos con origen en EE. UU. que serían objeto de mayores aranceles. El primer paquete, por el momento congelado en el actual contexto negociador, fue la respuesta al establecimiento de un 25% sobre los productos de acero y aluminio, y afectaba a exportaciones estadounidenses por valor de 28.000 millones de euros. El segundo paquete está actualmente sujeto a consulta pública hasta el 10 de junio y tendría un mayor alcance económico, afectando a productos industriales y agrícolas de EE. UU. hasta 95.000 millones de euros. Entre los factores que condicionarán el resultado de las negociaciones con la UE, aparecen algunos elementos mencionados antes para China, como el cumplimiento de los objetivos generales de las políticas comerciales de Trump y las condiciones de competencia en ambos mercados, pero también hay factores específicos de relevancia. Entre ellos, el tratamiento de EE. UU. a los productos farmacéuticos, exentos del arancel universal como se comentaba anteriormente y en los que Europa (la UE, el Reino Unido y Suiza) presenta una ventaja competitiva, y, en sentido contrario, el tratamiento de la UE a los servicios digitales (no solo fiscal, sino también en materia de competencia y protección de datos), ámbito en el que EE. UU. presenta un amplio superávit comercial. Y para terminar de cuadrar el círculo, también será un ingrediente fundamental en las conversaciones la relación que quiera establecer la UE con China en este nuevo escenario, algo que sin duda mirará con lupa la Administración Trump.

  • 9. La «reciprocidad» de los aranceles supone su aplicación como respuesta a barreras comerciales (arancelarias y/o no arancelarias) impuestas a los productos de un país. Así, los aranceles anunciados el 2 de abril no respondían a esta reciprocidad y solo reflejaban cuantitativamente el déficit comercial bilateral entre EE. UU. y sus socios comerciales. Por el contrario, China sí que ha ido respondiendo con aranceles sobre las importaciones estadounidenses exactamente de la misma magnitud que los aplicados por EE. UU. a los productos chinos.
  • 10. Por ejemplo, la reducción de aranceles sobre los automóviles, acero y aluminio del Reino Unido hasta una cuota determinada, y en sentido contrario para la carne de vacuno y etanol proveniente de EE. UU.
  • 11. Las exportaciones de China a EE. UU. han aumentado desde 2018 un 20%, cifra que contrasta con el fuerte incremento de las exportaciones a países ASEAN, México y resto de América Latina, que prácticamente se doblaron. En particular, las ventas de China a Vietnam se han más que duplicado en este periodo, al mismo tiempo que las exportaciones de Vietnam a EE. UU. han crecido un 160%, una señal clara de rerouting para alcanzar el mercado estadounidense.
  • 12. Véanse los Focus «UE y China: mapas de una interdependencia estratégica», en el IM05/2022, «¿Qué significará el de-risking para la UE?», en el IM11/2023, y «¿Hay evidencia «temprana» de de-risking? (parte I): EE. UU. y China», en el IM01/2024.
China: exportaciones por destinos

De cómo se cierren las negociaciones con los dos principales socios comerciales de EE. UU. y cuál sea la carga arancelaria final para los diferentes sectores y países dependerá el impacto económico global13 y la aparición de oportunidades y riesgos para las empresas exportadoras.14 Por el momento, mantenemos un escenario de relativo optimismo, lejos de los peores momentos vividos a principios de abril, pero también de asunción de que el salto proteccionista que llevamos en 2025 está para quedarse en nuestro horizonte de previsiones.

  • 13. Véanse los Focus «Exposición de la economía china a un aumento de aranceles en EE. UU.» en el IM12/2024, «Exposición de la economía europea a un aumento de aranceles en EE. UU.» en el IM12/2024 y «Exposición de la economía europea a un aumento de aranceles en EE. UU.: una mirada a través de las cadenas de valor» en el IM01/2025.
  • 14. Véase el ejemplo para España en «Tensiones arancelarias y reconfiguración de los flujos comerciales: impacto en España», en el OS 1S/2025.